Y una niña me sirvió
de antídoto mágico.
Tan dulce fue el momento,
reflejándose ante mi presencia,
perdida ante mi mirada
perpleja y abstraída
en un punto indeterminado.
Creo recordar su gesto:
impávido, distraído.
Me inspiró la alegría
de un día más vivo,
lejos de ti, allá donde
comienza a sentir la piel
el frescor a tierra mojada
acariciando el limbo
que separa las dos tierras.
¡Acojonado!
2-Mayo-1997
3 comentarios:
OHHH, cuánta inspiración, cargan hoy tus letras...
Bello, un beso de brujilla
Qué bueno cuando soplan esos vientos.
Un abrazo.
No sé si ACOJONADO, pero lo cierto es, que tu inspiración vuela...
Abrazos
Publicar un comentario