La tarde se apaga y el
Incendio llega a mi habitación.
Bajo las
Escaleras y sus
Retorcidos laberintos,
Anclándome
Siempre en los mismos
Ojos, la misma
Naturalidad, la misma
Risa que
Inevitablemente, hace
Suicidarse a mis latidos, hasta
Ahora silentes…
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