
Soy capaz de destruir un edificio
antes de cimentar... mi poder
acuna la apatía de este mundo,
su insufrible girar acompasado... dormido...
No es por anarquismo ideológico
o simple ocultismo... es el arte de mentirse,
reinventarse, acudir a mi llamada
y en todo ese proceso: reconfortarme.
Por eso es mejor destruir
en un primer momento algo asentado en el aire.
Es mejor librarse de la caida
al vacío... ¡el abismo del bohemio!
Los detalles me los reservo... el cómo,
el por qué, el modus operandi... las cosas
que destruyo... ojalá fueran edificios,
son más fáciles de redecorar...
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